De mi padre, Guns n Roses y Bad Bunny

 


Era fanática de Guns n Roses. Fanática mal. Alucinaba con Slash, me babeaba por Axl. Tenía ¿12? ¿13? No lo sé. Pero lo que sí tenía con seguridad era mi VHS del concierto de los Guns en Tokio. Pffff. Slash con su camiseta de Pepe Le Pew (ahora cancelado el pobre zorrillo francés), Axl con sus calzas rojas y diminutas… y el resto de la banda.

Y yo miraba ese VHS, tarde tras tarde. De vez en cuando, mi padre entraba a la habitación y miraba la pantalla. Axl gritaba: “Chiiiiild o mineeeeee”. Y mi padre, medio broma, medio en serio, me decía: “pobrecito ese tipo, mirá cómo grita, algo le duele muy fuerte”. Luego se iba. Y yo me quedaba con la voz de Axl en mis oídos y medio divertida y medio ofendida por la broma (ahora reconozco que bastante ingeniosa) de mi padre.

Le encantaba la música, a él, a mi padre. Tenía una colección con (supongo) casi dos centenares de discos compactos. Había, entre ellos, una colección de Tangos, también otra de la MPB, otra de Música Clásica. Recuerdo, en especial y con mucho cariño, la banda sonora de American Graffitti, y un par de discos de Mercedes Sosa, Los Chalchaleros, etc.

Algunas tardes, mi padre ponía un cd, apretaba play, se echaba de panza sobre la cama, abrazaba su almohada y cantaba. Con fuerza. Con voz grave. Con los ojos cerrados. Con sentimiento. Cantaba. Me parece que una de las canciones que lo vi cantar fue Construcao, de Chico Buarque. Tal vez, no. Así es la memoria. Engañosa. Pero qué importa. Lo recuerdo cantando Construcao y con eso basta.

También poseía un montón de vinilos. Yo no podía escucharlos porque en casa ya no había tocadiscos. Pero me encantaba observarlos. Había una copia del primer disco de Almendra, un compilado con 8 discos de Les Luthiers (que presté a un amigo al que llamábamos Negro y, cuando se los pedí de vuelta, me dijo: no sé de qué discos hablás, yo no los tengo. Ladrón, ese ex-amigo, al que llamábamos Negro), un grandes éxitos de Clearence Clearwater Revival y mucho más.

Mi hermana y yo solíamos colocar los Cd’s de los Beatles y jugar a que tocábamos en vivo al ritmo de la música. Y si no teníamos deseos de escuchar el pop rock de los Fab Four, poníamos la Obertura 1812 de Tchaikovsky y bailábamos al son de los cañones rusos.

Si algo heredé de mi padre, fue el amor por la música.

Pero luego descubrí el rock (Guns n Roses, Nirvana, Pearl Jam, Rage) y dejé de lado los cd’s de mi padre. Me compré los propios. Armé mi colección.

Y si bien a veces, de vez en cuando, mi padre me lanzaba algún comentario medio en broma, medio en serio, jamás me dijo algo como: “esa basura que escuchás”, o “no tenés idea de lo que es la buena música”.

De hecho, nos gustaba escuchar juntos a grupos como Café Tacuba, Charly García o Los Tres.

Me gusta pensar que esa fue su manera inconsciente de enseñarme a no despreciar ningún tipo de música.

Hace un par de meses estaba en un lindo almuerzo dominical en casa de un amigo. Entonces ocurrió. Sucedió aquello que desde hacía años temía que llegue. Alguien dijo: “Yo no entiendo a los jóvenes de ahora. Escuchan solo basura. ¿El reggaetón? Eso es basura”.

Uffff, pensé… Listo, pensé… Mis amigos llegaron a la vejez.

He aquí una advertencia querida lectora, querido lector: Una vez decís algo así, ya no hay vuelta atrás. Empezaste a envejecer.

Yo no dije nada porque en realidad no había prestado demasiada atención al reggaetón. Sabía que el Motomami de Rosalía se inclinaba hacia ese género, pero no lo representaba totalmente, sino que experimentaba con él. El disco me encanta, pero ¿es reggaetón puro? No lo sé.

Y de pronto, hace unas dos semanas, vi en Spotify que Bad Bunny había lanzado un nuevo disco. “Bueno, le daremos una oportunidad”, pensé.

Apreté play.

He aquí mi confesión:

Me llamo Eva Sofía Sánchez, tengo 42 años y declaro que el nuevo álbum de Bad Bunny es un discón.  

Tal vez mis amigos no lo entiendan, o digan que es basura, pero no importa, porque igual es un disco divertido, elegante, travieso, interesante, soberbio, gracioso, honesto, postmoderno, sofisticado, malhablado, maleducado, tramposo.

Y también quiero pensar que si mi padre aún viviese yo le haría escuchar 'Nadie sabe' (la primera canción del nuevo disco de Bad Bunny) y sospecho que apreciaría las cadenciosas melodías que producen las cuerdas al inicio del tema y que tanto me recuerdan a los boleros de mediados del siglo XX, y que luego cantaría conmigo los coros finales del tema, esos coros finales que tan dentro del alma se calan.

Así que muchas gracias Bad Bunny, encantada de conocerte. Gracias por hacerme recordar a mi padre y por recordarme que lo que pasará mañana es una incógnita y por eso no importa. Gracias por eso y por tirar teléfonos (extraño esa irreverencia en el rock). Gracias, amigo, te deseo mucha suerte.




Eva Sofía Sánchez

Noviembre 2023

Comentarios

  1. 😂envejecí!! Pero algo es verdad me gusta lo que escuchaba tu papá, lo que escuchamos en nuestra generación y lo de ahora😳

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    1. ¡Hola anónima! Te comento que también decir "todo tiempo pasado fue mejor" te podría conducir a más vejez, así que: ¡cuidado! Mil gracias por el comentario. ¡Saludos!

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Gracias x este texto, Ev

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    1. Gracias a vos por leer y comentar, estimada visitante anónima. ¡Saludos!

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  4. Me encantó leerte Eva Sofía...

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  5. Gracias Eva Sofía! Me llegó en buenahora tu artículo y tu invitación a escucharlo. Me recordaste a Johansen cantando "...Y antes los tangueros se quejaban de los rockeros, y ahora los rockeros se quejan de los traperos... Pero no seas talibán del buen gusto!". Y al recordar a tu papá me hiciste pensar en el mío. Te mando un gran abrazo!

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  6. Estoy a media cuadra de ser una vieja chota... este texto me salva de tal infortunio

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