Yo vivo en el centro

 


Yo vivo en el centro.

He vivido en el centro (casi) toda mi vida.

Cuando fui niño (sí, digo ‘niño’ porque yo fui ‘niño’) apenas salía a la calle.

No conocí a mis vecinos o vecinas.

Mis padres sí los conocían, pero yo no.

Mi generación no heredó esas peculiaridades de la vida pueblerina.

A dos cuadras de casa estaba el Gimnasio Tigre.

Esas dos cuadras las recorría a pie.

Y nada más.

Después crecí, llegó la adolescencia.

Durante esos años sí que recorrí el centro.

Las tiendas de discos compactos.

El Casco Viejo y el Victory.

Cafecitos megadulces a media tarde sentados sobre las bancas de la plaza.

Siete Calles, Los Pozos, El Arenal, la Recoba, etc.

Conocí muy bien el centro.

Y la verdad es que -al menos para mí- siempre fue feo.

Muy feo.

Con esos edificios discordantes.

Modernismo, deconstructivismo, época colonial, y demás.

Un mejunje de estilos que -no lo niego- hacen ‘historia’, pero que, para mi ignorante gusto resulta feo.

Así que el centro: feo, sucio, híbrido, incómodo.

Y después llegó la pandemia.




Y, desde la llegada de la pandemia, a todos esos adjetivos habría que añadirle: tenebroso.

Sí, el centro es tenebroso.

No importa la hora.

Si alguien camina detrás de vos... desconfiás.

Si caminás detrás de alguien... esa persona caminará más rápido.

La semana pasada un tipo me dio un manazo.

Yo caminaba, tranquila, y ¡zas! me llegó el manazo.

Por eso y mucho más es que el centro es tenebroso.

Este no es un texto a favor o en contra de las losetas.

No estoy muy enterada del tema de las losetas, solo sé que, ya sea que las cambien o no, eso no está bajo mi control.

Este es un texto que solo desea dejar en claro que -para algunas personas- el centro jamás fue hermoso.

¿Fascinante? Por supuesto.

Tan fascinante como un derrumbe o un avión en llamas.

Pero, ¿hermoso?

No. Jamás. ¿Será?   


Sé que leer este texto es una pérdida de tiempo. Escribirlo también lo fue.

Comentarios

  1. Yo también soy del centro, toda mi infancia la viví frente al parque El Arenal, y lo disfruté mucho por unos años, hasta que llegaron a adueñarse de las calles del parque los “cleferos”.. De grande viví por la Manuel Ignacio, cerca del cine Rene Moreno, disfruté ese tiempo para ir a la plaza y en los carnavales.
    Igual a vos pienso que es feo, pero le tengo cariño puro…
    Beijos Sof..

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  2. ¡Gracias por pasar y comentar vecine!!!

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